jueves, 20 de enero de 2011

Carlos Carrero


Desde los 10 años intenta tocar el instrumento nacional de Venezuela: el Cuatro.
Serenatero durante la adolescencia, junto a su amigo Gregorio Ceballos, fue uno de los más buscados con la guitarra (incluso por la policía, pero no por crímenes) en su pueblo cada vez que alguien estaba cumpliendo años, para llegar a la media noche y brindar la serenata. De los 365 días del año tenía hasta 6 serenatas por día.
Este "quieto muchacho", todos los diciembres sólo llegaba a casa para tomar la ducha y cambiarse de ropa, ya que no paraba por andar de fiesta en fiesta decembrina en las diferentes aldeas de Umuquena, en el Estado Táchira de Venezuela.
Estando en la universidad, aceptó poco gustoso la invitación de una amiga para integrar la coral de la facultad. Ahora algunos arreglos de las canciones los aplica en recuerdo a su experiencia como barítono en dicho coro, que estaba bajo la dirección del maestro Jorge Torres.
Participó en el concierto "La Misa Criolla" de Ariel Ramírez, con 104 voces más en el mismo coro.
Todo lugar que pisa es conquistado por el contagioso ritmo de "La Palmera", que dice: "moviendo su cuerpo como la palmera... suave, suave, suave, suavecito".

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